miércoles, 11 de marzo de 2009

Pipo alivianó la comparación vacuna que había hecho con el Ogro y le tiró flores (no pasto, eh): "Es un crack, pero se tiene que seguir poniendo bien.


Pipo alivianó la comparación vacuna que había hecho con el Ogro y le tiró flores (no pasto, eh): "Es un crack, pero se tiene que seguir poniendo bien.

Si así anda bárbaro, imagínense en su plenitud".

Además de la distinción que consigna el diccionario de la Real Academia Española, entre ambos mamíferos hay una extremidad de diferencia. Diferencia que abonó Néstor Gorosito, ser humano que desde que llegó a River se metió en ciertos intríngulis vinculados a la veterinaria, nutrición y la lengua del Esperanto. El caso es que, ayer, Pipo se retractó de un tema que generó polémica en los libros de las dietas. ¿Que la lechuga engorda? ¿Y el tomate? ¿Y la radicheta? Nada de eso. Corrigió la metáfora referida al peso de Fabbiani: "Si se come tres tarros de ensalada va a engordar. La vaca come pasto todo el día y no deja de ser una vaca".

Su frase se podría haber entendido de la siguiente manera: Fabbiani come pasto todo el día y engorda (la semana pasada había subido de peso); la vaca come pasto todo el día y engorda; ¿por lo tanto, Fabbiani es una vaca? No. "Yo nunca lo comparé con una vaca. Lo que dije es que comiendo verde, por eso lo de la ensalada, no va a bajar de peso. Jamás diría que el tanque es una vaca, sería una falta de respeto. No hago lo que no me gusta que me hagan. No es una vaca. A lo sumo es un toro", argumentó el técnico en Radio Mitre, cerrando el debate que hasta fue tratado en TN Ciencia .

Tan sincera fue la aclaración de Pipo, que también llegó a revelar los detalles de un altercado doméstico generado por sus declaraciones. "Mi señora me cagó a pedos -sic-. Porque yo hablé de tarros de ensalada, y se los llama balls".

No es que el técnico esté ensañado con los números de la balanza de Fabbiani. Ocurre que lo quiere a punto, debajo de las tres cifras, con aire para aguantar todo el partido sin dar ventajas físicas. De ahí que sigue insistiendo con la necesidad de intensificar su régimen de comidas. "Sus condiciones de crack son conocidas. Tiene talento, personalidad, carisma. Si estando así anda bárbaro, imagínense si llega a su plenitud", ilustró. De todos modos, el Ogro ya demostró el fin de semana que su deseo de jugar todo el partido no está tan alejado de la realidad. Lo mejor lo brindó en el segundo tiempo, cuando se supone que el exceso de peso conspira a favor del cansancio. ¿Qué dice ahora su menú? Que el técnico le volverá a dar la titularidad en el encuentro ante Vélez.

Pero mientras Pipo sigue hablando de calorías, y se presenta con un cuerpo 0% de grasa en un picado que hace con los jugadores, en River se festejan cumpleaños. Ayer, para homenajear el mejor partido en los 30 años de Danilo Gerlo, en la antesala del vestuario hubo sanguchitos, masitas y Coca Cola. Ninguno de los tres componentes tenía el cartelito de light. Fabbiani pasó de largo. Igual que la semana pasada, aquel mediodía en que el propio nueve llevó a todo el equipo al restaurante en el que su mamá suele preparar la especialidad de los ravioles al Ogro.

La del toro, entonces, quedó. Se supone que la semana que viene no habrá una aclaración de la aclaración. Pipo cerró el tema, o la boca. "De fútbol hablan todos. Aparecen los nutricionistas... Pero el nutricionista tiene ocho meses para enseñarle a comer al Tanque. Yo en ocho meses estoy en el campo o jugando a la pelota en el barrio... No tengo tiempo. Lo necesito bien ahora".

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