jueves, 5 de febrero de 2009

Luego de un miércoles de locura, Ariel Ortega vuelve a River Plate


Luego de un miércoles de locura, Ariel Ortega vuelve a River Plate
No podía ser de otra forma. La vuelta de Ariel Ortega a River fue una novela que quedará en la historia del fútbol. Empresarios, dólares, dirigentes y los medios de comunicación en un raid de miércoles por la tarde. En el medio, el jugador, casi preso.

Esta historia comenzó el miércoles por la tarde, cuando el empresario Carlos Avila anunciaba el regreso del Burrito. "Hemos acordado que el jugador pueda regresar a River, en un arreglo económico que hice con Daniel Vila". Con esas palabras, Avila le daba la gran noticia al hincha Millonario. Sin embargo, con esas palabras desataba una furia dentro de la dirigencia de Núñez.

Es que José María Aguilar y compañía se enteraba de la “nueva incorporación” a través de la radio. Cuando los dirigentes de River al presidente de Independiente Rivadavia de Mendiza para hacer una nueva oferta por Ortega, Vila les respondió: “Hablen con Avila, que es el nuevo dueño del jugador”.

¿Avila es dirigente de River? Para nada. Pero tiene aspiraciones de llegar a la presidencia y va a ser candidato a las elecciones de fin de año. Entonces, el ex dueño de Torneos y Competencias hizo una movida con la que prácticamente ganó la mitad de los votos.

Esto cayó como una bomba para el mundo River. E incluso el vocero amenazó con iniciar acciones legales contra el empresario por la situación que se originó con el pase del jugador. Sin embargo, por la noche todo se destrabó. Y fue otra vez en los medios.

El dirigente Héctor Grimberg y Carlos Avila llegaron a un acuerdo gracias a una cámara de televisión.

Mientras Grimberg le adelantaba que el club no podía devolverle la plata, ya que la idea de la dirigencia era un canje con Independiente Rivadavia con dos juveniles de las inferiores, Avila, astuto, le anunciaba: "Ortega jugará gratis en River".

En el medio de todo, obviamente, estaba Ariel Ortega, preso de un tire y afloje de dirigentes, empresarios e intereses. "Me muero de ganas de jugar en River, lo dije varias veces y lo sostengo", repetía el Burrito ante cada micrófono que se le ponía delante. Y adelantaba que estaba listo "para jugar cuando sea necesario".

Como toda novela, hubo ganadores y perdedores. Ortega y el hincha de River fueron los grandes beneficiados. Aunque el gran vencedor fue Carlos Avila. ¿El perdedor? ¿Hace falta decirlo? Otra vez la dirigencia de River se quedó pidiendo el offside.

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